martes, 7 de diciembre de 2010

LA DESESPERADA

Por Paola Delgado




Con un ritmo muy especial sustentado en enumeraciones y anáforas, en La enamorada, Alejandra Pizarnik nos habla de una mujer que sufre por un amor que se fue y no volvió. Una mujer cuyo sufrimiento llega hasta la desesperación:

te remuerden los días
te culpan las noches
te duele la vida tanto tanto
desesperada ¿adónde vas?
desesperada ¡nada más!

El poema es fácil de entender porque tiene un lenguaje sencillo. Algunos de los recursos que emplea la poeta son: la antítesis (ríe en el pañuelo llora a carcajadas), la personificación (oyes la demente sirena que lo robó) y la metáfora (el barco con barbas de espuma/ donde murieron las risas), que con su magia acercan al lector a la historia que se cuenta, pues cualquiera, luego de cierta edad, puede recordar un amor que se perdió en el tiempo, cualquiera puede padecer la tristeza que provoca esa herida que nunca cicatrizó del todo.



La enamorada

esta lúgubre manía de vivir
esta recóndita humorada de vivir
te arrastra alejandra no lo niegues 

hoy te miraste en el espejo
y te fue triste estabas sola
la luz rugía el aire cantaba
pero tu amado no volvió

enviarás mensajes sonreirás
tremolarás tus manos así volverá
tu amado tan amado

oyes la demente sirena que lo robó
el barco con barbas de espuma
donde murieron las risas
recuerdas el último abrazo
oh nada de angustias
ríe en el pañuelo llora a carcajadas
pero cierra las puertas de tu rostro
para que no digan luego
que aquella mujer enamorada fuiste tú

te remuerden los días
te culpan las noches
te duele la vida tanto tanto
desesperada ¿adónde vas?
desesperada ¡nada más!

Alejandra Pizarnik.

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